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¿PARA QUÉ SIRVE EL FLÚOR?
El
flúor
forma
parte
de
la
composición
de
la
gran
mayoría
de
pastas
dentífricas,
y
puede
encontrarse
en
algunos
colutorios
también.
Este
principio
activo
es
reconocido
universalmente
por
su
acción
anticaries
sobre
el
esmalte
y
la
dentina,
pero
¿cómo actúa realmente?
Los
dientes
están
en
un
equilibrio
continuo
de
desmineralización-remineralización.
Cuando
el
pH
de
la
placa
dental
baja
por
debajo
del
punto
crítico
de
la
hidroxiapatita
(pH<5.5),
el
diente
comienza
a
desmineralizarse
y
cuando
vuelve
al
pH
por
encima
de
este
punto,
comienza
la
remineralización.
La
caries,
que
es
una
enfermedad
infecciosa
multifactorial,
se
produce
por el desequilibrio entre la desmineralización y la remineralización del esmalte hacia la desmineralización.
El flúor, aplicado de forma tópica, tiene dos propiedades fundamentales que ayudan a prevenir la caries:
•
Inhibe
la
desmineralización
del
esmalte:
Las
bacterias
del
biofilm,
al
metabolizar
los
hidratos
de
carbono
fermentables
de
la
dieta,
producen
ácidos
que
provocan
una
caída
de
pH
y
se
desmineralice
el
esmalte.
Si
en
este
momento
está
presente
el
flúor,
puede
desplazarse
junto
con
los
ácidos
hacia
los
cristales
del
esmalte
y
proteger
así
los dientes de su disolución.
•
Favorece
la
remineralización
y
formación
de
compuestos
más
resistentes:
Durante
los
periodos
de
desmineralización
del
diente
(pH<5.5),
los
cristales
de
hidroxiapatita
de
la
superficie
del
esmalte
se
disuelven
y
la
hidroxiapatita
se
convierte
en
compuestos
solubles
y
poco
estables
de
fosfato
cálcico
y
grupos
hidroxilo.
La
presencia
de
flúor
durante
el
proceso
de
remineralización
ayuda
a
transformar
estos
compuestos
en
otros
más
estables
como
los
cristales
de
fluorapatita
(y
otros
como
fluorhidroxiapatita),
al
sustituir
los
grupos
hidroxilo
(OH)
por
flúor
(F).
Estos
cristales
son
de
tamaño
más
grande,
por
lo
que
los
poros
del
esmalte
resultan
más
pequeños,
lo
que
disminuye
la
difusión
de
los
ácidos
en
el
esmalte.
Además
actúa
como
catalizador
de
la
incorporación
de
iones
fosfato
y
calcio
sobre
la superficie del esmalte. Todo ello hace que el esmalte sea más resistente a la disolución por ácidos.
Además,
el
flúor
tiene
cierta
actividad
antibacteriana,
aunque
su
eficacia
como
tal
es
controvertida
ya
que
las
concentraciones necesarias son muy superiores a las recomendadas para la remineralización del esmalte.
El
flúor
también
puede
obtenerse
de
forma
sistémica,
mediante
la
ingesta
de
alimentos
ricos
en
flúor
(como
el
pescado
de
mar)
o
el
agua
fluorada.
Algunas
comunidades
fluorizan
el
agua
por
su
eficacia
demostrada
en
la
prevención
de
la
caries.
Esta
vía
de
administración
del
flúor
es
especialmente
importante
durante
el
periodo
de
formación
del
esmalte,
ya
que
el
flúor
se
combina
con
la
hidroxiapatita
del
esmalte
en
formación,
haciéndolo
más
resistente.
Una
vez
el
esmalte
ha
madurado,
el
flúor sistémico pierde la capacidad de incorporarse al diente y cobra relevancia la aplicación de flúor tópico.
La
acción
del
flúor
adquiere
por
tanto
especial
importancia
durante
el
periodo
de
maduración
del
esmalte,
cuando
los
dientes
erupcionan, aunque también puede ser efectivo en esmaltes ya maduros.